Un resfriado es una infección viral de la nariz y la garganta que se transmite de diferentes maneras. Tu pequeño podría contraer un virus del resfriado a través de:
- Contacto físico con otro niño que ya esté resfriado.
- Contacto físico con un artículo contaminado que previamente fue tocado por alguien que tenía un resfriado
- El aire, al respirar los gérmenes de alguien que está tosiendo o estornudando.
Cómo tratar los síntomas:
Lidiar con la secreción nasal
No hay mucho que puedas hacer con respecto a la secreción nasal, excepto limpiarla periódicamente para facilitar la respiración. Lo mejor es que tu hijo se suene la nariz. Pídeles que se pongan un pañuelo sobre la nariz, cierren una fosa nasal y se suenen suavemente del otro lado durante tres a cinco segundos. Luego cambia de lado y repite.
Detener la congestión
La congestión nasal es un síntoma común de los resfriados. Pero puedes ayudar a limpiar las fosas nasales de tu hijo poniendo tres gotas de agua tibia del grifo en las fosas nasales y usando hisopos de algodón para limpiar la mucosidad suelta.
Calmar ese dolor de garganta y la tos
Ayuda a aliviar el dolor de garganta de tu hijo dándole agua tibia con sal para que haga gárgaras. Si tu hijo tiene más de cuatro años, intenta darle grageas para la tos.
Pérdida del apetito
Cuando tu pequeño tiene un resfriado, es importante que no se deshidrate. Anímalo a consumir muchos líquidos incluso si no tiene ganas de comer o beber. La sopa de pollo con fideos es la favorita de muchos niños.
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